El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial. En 2020, hubo más de 210.000 nuevos diagnósticos de esta enfermedad en América Latina y el Caribe, y casi 68.000 fallecimientos. Alrededor de la mitad de los casos se desarrollan en mujeres sin factores de riesgo identificados.[1]
Ana Paula Portela, una joven madre y apasionada docente de educación básica, nunca imaginó que su vida daría un giro tan inesperado. A sus 32 años, con dos hijos pequeños y una vida activa, el cáncer de mama no estaba en su radar. Sin antecedentes familiares de la enfermedad, confiaba en su juventud y buena salud. Pero, como su historia nos demuestra, el cáncer no discrimina por edad ni historial familiar.
Todo comenzó en 2018 mientras amamantaba a su hijo Vito, de un mes y medio de edad. Ana Paula notó una protuberancia en su seno izquierdo que la inquietó. A pesar de que los médicos inicialmente pensaron que era una mastitis debido a la fiebre y la inflamación, su instinto la llevó a buscar respuestas. Fue en ese momento que su vida dio un vuelco inimaginable.
Como resultado de una ecografía mamaria, se realizó una punción, cuyo resultado arrojó que tenía un carcinoma ductal infiltrante de grado cuatro. “Era todo como una película de terror. Tener hijos tan chicos, una vida tan sana, tan activa y de repente me estaban hablando de la posibilidad de morir, porque uno al cáncer lo asocia con la muerte en primera instancia”, relata.
La primera palabra que la golpeó fue "cáncer". Un diagnóstico que la dejó atónita y asustada, especialmente considerando la edad de sus hijos, lo cual planteó un escenario de pánico y miedo. “Yo sentí que mi cuerpo explotó, venía atravesando momentos de mucha angustia y fuerte carga emocional, y eso repercute en el cuerpo” explica. Sin embargo, Ana Paula sabía que tenía mucho por lo que luchar y se negó a ceder al temor.
(Fuente: Instagram @anipauportela)
Su lucha comenzó con una serie de visitas a médicos y tratamientos. Se sometió a una mastectomía y afrontó la quimioterapia, una experiencia física y emocionalmente agotadora. La pérdida de cabello y los efectos secundarios de los tratamientos alteraron su apariencia y calidad de vida. Cada día era un desafío, y la idea de que su cáncer no respondiera al tratamiento la atormentaba.
“Pero siempre tuve muy en claro que no me podía morir, con 22 años ya había asumido la responsabilidad de ser madre, y tenía mucho por hacer todavía. Por supuesto que tenía muchísimo miedo, pero tenía en claro que no me podía morir” recuerda.
A pesar de todas las dificultades, Ana Paula encontró fuerzas en su maternidad y en su deseo de vivir. No permitió que el cáncer definiera su destino ni limitara su capacidad de cuidar a sus hijos, y logró curarse. Su lucha se convirtió en un ejemplo de valentía y determinación para todos los que la conocen.
(Fuente: Instagram @anipauportela)
Ana Paula destaca la importancia de los diagnósticos preventivos en la detección temprana del cáncer de mama. Aunque su diagnóstico fue desafiante, su persistencia y búsqueda de respuestas rápidas jugaron un papel crucial en su recuperación. Ahora, libre de cáncer, es una defensora apasionada de la importancia de los exámenes regulares y de la concienciación sobre el cáncer de mama, especialmente en mujeres jóvenes.
También destaca el trabajo de su médico, la Doctora Flavia Sarquis, quien le realiza sus estudios mamarios de rutina, así como la importancia de contar con equipos y tecnología de punta como los de GE HealthCare, que brindan un diferencial para las pacientes, al reducir los tiempos de estudio, la ansiedad y el dolor, además de brindar imágenes de alta calidad. “Hoy los estudios son muy fidedignos, en las imágenes se ve todo y se evitan diagnósticos erróneos” aclara.
(Fuente: Instagram @anipauportela)
Su historia es un recordatorio de que el cáncer de mama no es exclusivo de ciertas edades ni de antecedentes familiares y que la detección temprana es esencial para la supervivencia. Ana Paula Portela es un ejemplo vivo de cómo el amor, la determinación y la atención médica adecuada pueden superar incluso los desafíos más abrumadores.
“La prevención lo es todo, porque con la información uno puede decidir, de ahí muchas veces también viene el miedo al examen, por el temor a encontrar algo, pero la detección a tiempo puede significar toda la diferencia en el tratamiento de la enfermedad. Es muy importante que todas las mujeres acudan a sus exámenes mamarios, tengan o no antecedentes” concluye Ana Paula.
[1] De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud: https://www.paho.org/es/temas/cancer-mama