De jinete de rodeo a héroe en la disciplina de canoa paralímpica, la trayectoria de Fernando Rufino está marcada por giros inesperados que han moldeado no solo su camino, sino también el panorama de la paracanoa brasileña.
Fernando Rufino, también conocido como el "Cowboy de Acero", tiene una vida que entrelaza las raíces del desierto nordestino de Brasil con la intensidad de las competiciones deportivas. La apacible ciudad de Itaquirai, en Mato Grosso do Sul, con una población de alrededor de 20,000 habitantes, vio al joven soñador abrirse paso por un camino sorprendente, marcado por desafíos y superaciones.
Desde sus primeros años, Fernando mostraba determinación al equilibrar sus estudios con las responsabilidades familiares. Naturalmente inquieto, el joven vaquero soñaba con algo más grande en su vida, cuestionándose sobre su futuro y sus objetivos a largo plazo, el deseo de explorar el mundo, de viajar y vivir experiencias únicas, comenzaba a tomar forma en su mente.
Su primer contacto con el rodeo fue un punto de inflexión. Al convertirse en jinete de rodeo, Fernando vislumbró la posibilidad de llegar a Las Vegas, un sueño que parecía lejano pero que podría hacerse realidad. Sin embargo, la vida tenía otros planes.
A los 21 años, durante sus días como jinete de rodeo, su vida tomó un giro inesperado cuando al ser pisoteado por un toro quedó con la mandíbula rota. Años después, atravesó por otro accidente, esta vez en motocicleta, e incluso un rayo que lo golpeó en la cabeza. Situaciones que, a pesar de todo, no pudieron quebrar la determinación de este verdadero guerrero.
Sin embargo, su vida cambió drásticamente en un episodio trágico: resbaló en un autobús con la puerta abierta y fue atropellado. El accidente le provocó una lesión en la médula espinal, dejándolo parapléjico.
Fue mientras se encontraba en el hospital en Brasilia, que Rufino encontró una nueva pasión: el deporte paralímpico. Hizo de la canoa su válvula de escape y decidió convertirse en atleta. Esta sería su nueva oportunidad de viajar por el mundo y tener nuevas experiencias. Poco a poco, se levantó y, con el apoyo médico y la dedicación, se posicionó como un atleta de alto rendimiento.
En 2014, pasó a ser campeón en Brasil, abriendo las puertas a competiciones internacionales. Viajes a Rusia, Milán, Hungría, Dinamarca: destinos que antes eran solo sueños, se hicieron realidad.
Patrocinado por GE, antes de que GE HealthCare se transformara en una empresa independiente, Rufino clasificó para los Juegos Paralímpicos de Río en 2016, pero un diagnóstico de hipertrofia cardíaca lo alejó temporalmente de la competición. Aun así, superó cada obstáculo, rompiendo barreras físicas y emocionales. En 2019, al ganar el título en la Copa del Mundo en Hungría, aseguró su lugar en los Juegos Paralímpicos de Tokio, donde en 2021, Fernando hizo historia al ganar la primera medalla de oro brasileña en la disciplina de Paracanoe, en la categoría VL2, clase va'a, canoa hawaiana. Su victoria no fue solo una celebración personal, sino también un hito para el deporte brasileño, mostrando al mundo la fuerza de un atleta que trasciende las adversidades.
"Muchos me preguntan qué pasó por mi cabeza al cruzar la línea de meta. Fue algo que ocurrió en cuestión de segundos, una rápida retrospectiva de mi vida. Reviví todos los accidentes en el rodeo y los desafíos que enfrenté en el deporte. Me dije a mí mismo: 'Triunfé y no me rendí'. Me convertí en un luchador incansable, un guerrero, y ahora estoy aquí como campeón paralímpico, ganando el título en el evento deportivo más grande del mundo", comparte el “Cowboy de Acero”.
Desde entonces, Fernando ha seguido cosechando títulos. En 2023, se convirtió en bicampeón mundial en Duisburg, Alemania, lo que le valió la clasificación para los Juegos Paralímpicos de París en 2024. Además de los logros paralímpicos, Fernando Rufino acumula medallas en los Juegos Panamericanos, el Campeonato Sudamericano y las Copas del Mundo de Paracanoe en Hungría y París.
Hoy, mientras se prepara para su tercera participación en los Juegos Paralímpicos, también está involucrado en la producción de un documental que contará su historia, llena de superación y determinación.
De jinete de rodeo a medallista de oro paralímpico, Fernando transformó desafíos en oportunidades, inspirando no solo en el deporte, sino en la vida. Sin duda alguna es un ejemplo de que, independientemente de las circunstancias, la voluntad y el esfuerzo pueden superar cualquier obstáculo.
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